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Proyector de Cine

Por qué los directores de fotografía siguen prefiriendo la película fílmica frente a lo digital

En plena era digital, donde las cámaras ofrecen resoluciones asombrosas, herramientas de corrección de color en tiempo real y costos más bajos de producción, uno pensaría que la película fílmica ya es cosa del pasado. Sin embargo, una parte significativa de los directores de fotografía (DOPs) y cineastas siguen optando por rodar en celuloide, defendiendo con pasión la textura, el rango dinámico y la riqueza estética que solo el material físico puede brindar.

Una de las razones principales por las que muchos DOPs prefieren la película fílmica es su calidad visual única. El grano orgánico, el contraste natural y la suavidad en los tonos de piel que ofrece el celuloide no han podido ser replicados completamente por ningún sistema digital.

La película tiene una respuesta no lineal a la luz, lo que permite una captura más matizada de las altas luces y sombras profundas, aportando una dimensión emocional que los sensores digitales aún luchan por igualar. Para los directores de fotografía, esta riqueza visual no es un detalle técnico, sino un lenguaje narrativo.

Un ejemplo icónico: “Dunkerque” de Christopher Nolan
Uno de los defensores más significados del uso de película es el director Christopher Nolan, y su director de fotografía habitual, Hoyte van Hoytema, quien trabajó en “Dunkerque” (2017) rodando enteramente en película de 65 mm IMAX y 65 mm estándar.

En lugar de optar por cámaras digitales para retratar la crudeza de la guerra, Nolan y Van Hoytema utilizaron película fílmica para lograr un realismo visceral. La elección no fue estética únicamente: la textura del celuloide permitió crear una atmósfera táctil y atemporal, sumergiendo al espectador en la experiencia de los soldados atrapados en la playa.

En entrevistas, Van Hoytema ha explicado que el celuloide le permitió capturar los detalles con una naturalidad que ninguna cámara digital pudo ofrecer, especialmente en exteriores con luz natural cambiante. Para él, la película no es nostalgia, sino una herramienta expresiva de primer nivel.

La película impone disciplina narrativa
Rodar en película también implica una mayor intención en cada plano. Dado que el metraje es costoso y no ilimitado como en digital, los equipos deben planificar más cuidadosamente. Esto suele traducirse en una cinematografía más pensada, más medida y, en muchos casos, más impactante visualmente.

Además, el proceso químico de revelado y escaneo otorga una estética final con profundidad y carácter, algo que muchos cineastas consideran invaluable.

¿Entonces por qué no todos usan película?
La respuesta es simple: costo y logística. Rodar en película requiere equipos específicos, laboratorios de revelado y un flujo de trabajo más lento. La grabación digital ofrece inmediatez, menores gastos y mayor facilidad en posproducción. Por eso, en la industria actual, lo digital domina.

Sin embargo, para quienes priorizan el lenguaje visual por encima de la eficiencia, la película sigue siendo el formato rey. Por tanto, la película no está muerta, está más viva que nunca (en las manos correctas)

Aunque vivimos en una era digital, la película fílmica continúa siendo una elección artística poderosa para muchos directores de fotografía. Más allá de la nostalgia, se trata de un medio con características estéticas únicas, capaces de contar historias de una forma que el digital aún no ha conseguido igualar del todo.

Mientras haya cineastas que valoren el arte visual por encima de la comodidad, el celuloide seguirá teniendo su lugar en las grandes pantallas.